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Avivar significa, dar un nuevo impulso, hacer que algo sea más intenso; proveer una porción poderosa de oxígeno a la llama que está por apagarse.
El mes de julio nos abre la puerta al segundo semestre del año, siendo un buen tiempo para evaluar cómo hemos vivido los primeros seis meses. Este sin duda es un buen momento para retomar fuerzas y orar al Señor como hizo Habacuc.
El profeta Habacuc estaba viviendo un tiempo conflictivo que requería el máximo esfuerzo para resistir. El pueblo estaba alejado de Dios, había escases económica, violencia y amenazas constantes alrededor; estaban viviendo la decadencia total y casi desaparecía por completo. El clamor del profeta, más allá de presentar un reclamo, expresó lo que realmente deberíamos pedir constantemente:
“Oh Jehová, he oído tu palabra y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos.”
Habacuc 3:2
El profeta estaba expresando con melancolía que hubo un tiempo donde como nación estuvieron en pleno esplendor en todo sentido. Aunque esto, poco a poco se extinguió, aun había un pequeño pábilo que humeaba, el vestigio de la obra de Dios que aun podía ser restaurada, solo necesita ser avivada.
Quisiera dejarle algunas lecciones que podemos tomar para nuestra vida al comenzar la segunda mitad del año:
• Oremos correctamente
¿Por qué “aviva tu obra”? ¿Por qué no “ayúdanos a salir de esto”? Porque la clave está en el fervor, en la vida, en la energía y el tremendo poder que se genera en algo o alguien que cuenta con la intervención activa y constante de la mano de Dios.
Una persona que tiene una fe viva y poderosa, un corazón que arde por amor a Dios simplemente saldrá con bien de lo que sea.
“Todo ayuda a bien a los que aman a Dios”
Romanos 8:28
• Necesitamos ser avivados constantemente
Lo que llevó al pueblo a un estado de decadencia fue que ese fuego de devoción se apagó y como consecuencia vinieron a pique todas las demás cosas, resultando en la ruina. El señor dijo:
“Sin mí, nada pueden hacer”
Juan 15:5
Esta ley se cumplirá lo notemos o no.
• Es prudente evaluarnos
¿Hay evidencia de esplendor o ruina en mi vida? Si de todo lo que fuimos en un tiempo: aquella mujer de fe inquebrantable que creían en imposibles y veía la mano de Dios todos los días o aquel hombre poderoso en Dios que oraba por enfermos y veía milagros constantemente; si nuestra vida y la obra de Dios en nosotros se ha reducido a la membrecía dominical a la iglesia y oraciones cortas y ocasionales, más que nunca, necesitamos ser avivados.
Debemos volver a la oración ferviente y a Palabra como alimento indispensable. Debemos poner a leña, Dios traerá el fuego.
• Lo que importa es a obra de Dios.
El profeta clamó, ¡Aviva TU obra! No nuestros planes o nuestros deseos, pero TU obra, lo que comenzaste a hacer, lo que solo tú puedes hacer. Esta obra del Señor refleja su voluntad por tanto será buena, agradable y perfecta en cada área de nuestra vida. Dará a conocer el poder
de Dios para gloria suya. ¿No le parece que esta es la clave para afrontar la segunda mitad del año? Le animo a que sea nuestra oración ante Dios, ¡Aviva tu obra en mí! En medio de estos tiempos, haz conocer que tú eres mi Dios.
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