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En el evangelio de Lucas, capítulo 14, se encuentra una parábola que habla de una gran cena a la que se invita a mucha gente, pero todos rechazan la invitación por diversas excusas. Esta historia se usa para ilustrar cómo Dios invita a todos a su mesa, pero muchos no aceptan la invitación.
El anhelo de Dios es que su casa se llene con personas de todas las condiciones sociales, académicas, raciales y de creencias. Él quiere que su amor y su gracia sean conocidos por todos. Como cristianos, nuestra tarea es hacer que la casa de Dios se llene, para cumplir este llamado, debemos seguir estos tres consejos:
El primer consejo es hacerse disponible sin poner excusas. Debemos estar listos y dispuestos a llevar el mensaje de que Dios es un Dios de oportunidades, esperanza y amor, y no de juicio. No debemos limitarnos a nosotros mismos ni a los demás en su capacidad de servir a Dios. Debemos estar disponibles y dispuestos a cumplir el anhelo de Dios de que su casa se llene.
8 Después oí que el Señor preguntaba: «¿A quién enviaré como mensajero a este pueblo? ¿Quién irá por nosotros?».
—Aquí estoy yo—le dije—. Envíame a mí.
Isaias 6:8
El segundo consejo es cumplir obedientemente nuestra misión dondequiera que estemos. Dios nos levantó y nos llamó a nuestras respectivas oficinas, hogares, escuelas, comunidades y círculos sociales para llevar el mensaje de esperanza y traer a más personas al reino de Dios. Como mensajeros, jugamos un papel vital y debemos hacernos disponibles y no poner excusas para cumplir este llamado noble y de Dios. Es importante llenar su casa con todos aquellos que quieran acercarse a él. Aunque lleguen personas pobres en espíritu y material, es deber de la iglesia transformarlas.
16 Al igual que yo, ellos no pertenecen a este mundo.
Juan 17:16
El tercer consejo consiste en insistir, persistir e invitar a todos a la iglesia. El corazón de Dios es como el corazón de un padre que anhela que su casa se llene, desea que la gente venga y tenga una familia y tenga fruto de esa familia. El Señor anhela que la gente venga y escuche que él es amor, que él es un buen Dios que él nos quiere bendecir. Debemos seguir invitando a más personas a nuestra iglesia, ya sea mediante una invitación personal, mediante publicidad en línea o de boca en boca.
La parábola de Lucas 14 nos recuerda que Dios invita a todos a su mesa, pero muchos rechazan su invitación. Como cristianos, nuestra tarea es hacer que la casa de Dios se llene con personas de todas las condiciones sociales, académicas, raciales y de creencias. Para cumplir este llamado, debemos estar disponibles, cumplir obedientemente nuestra misión y persistir en invitar a más personas a nuestra iglesia. Dios quiere que su amor y gracia sean conocidos por todos, y nosotros tenemos el honor y la responsabilidad de llevar su mensaje a todo el mundo.
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