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Ahora bien, las puertas de Jericó estaban bien cerradas, porque la gente tenía miedo de los israelitas. A nadie se le permitía entrar ni salir. Pero el SEÑOR le dijo a Josué: «Te he entregado Jericó, a su rey y a todos sus guerreros fuertes. Tú y tus hombres de guerra marcharán alrededor de la ciudad una vez al día durante seis días. Siete sacerdotes caminarán delante del arca; cada uno llevará un cuerno de carnero. El séptimo día, marcharán alrededor de la ciudad siete veces mientras los sacerdotes tocan los cuernos. Cuando oigas a los sacerdotes dar un toque prolongado con los cuernos de carnero, haz que todo el pueblo grite lo más fuerte que pueda. Entonces los muros de la ciudad se derrumbarán, y el pueblo irá directo a atacar la ciudad».
Josué 6:1-5NTV
¡Escuche la voz de Dios!
Dios ha usado muchas maneras de hablar al ser humano, sin embargo, él ha querido usar una voz audible, concreta, en un idioma particular para darse a entender y mostrar claramente su voluntad.
Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.
Josue 6:2
La voz de Dios es la manera específica con la cual Dios mismo detalla sus propósitos y so voluntad a sus siervos los profetas, a los reyes y a su iglesia.
Su palabra hecha voz es la manera más directa en la que Dios ha dado dirección en momentos específicos.
Es en la extensa convivencia y constante y cercana relación de un pastor con sus ovejas, que el pastor conoce a sus ovejas y las ovejas aprenden y reconocen la voz de su pastor. Como cuando una madre escucha llorar a varios niños en una fiesta de piñata, pero cuando el suyo propia llora, ella sabe reconocer entre todos los llantos, el llanto de su hijo. Somos invitados a pasar más tiempo con nuestro pastor para conocer su voz, conocer su corazón y estar atentos a escuchar cuando sea él el que hable, aún en medio de muchas voces o en medio de gran bullicio.
Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.
Juan 10:27 NVI
Muchas veces el consejo sabio y a tiempo no vendrá de maneras sobrenaturales o espectaculares. Muchas veces vendrá en el día a día y con personas y cosas regulares de la vida. El proverbista está animando a tener en cuenta cada consejo y aceptar aquello que el consejo nos traerá para corregir o para poner en práctica en nuestra propia vida.
Muchas veces Dios usará a la persona con la que convivimos más y estamos más al desnudo, quienes nos aman, quienes nos conocen.
El que oye consejo y acepta que lo corrijan acabará siendo sabio.
Proverbios 19:20 TLA
pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra
2 Crónicas 7:14 NTV
Pero hay un tesoro sobresaliente, una manera maravillosa de conocer a Dios. La Escritura dice: “busca mi rostro”, en este sentido, sabemos que Dios no tiene un rostro humano, pero sí sabemos que es el rostro el que transmite emociones y que el rostro se centra en la mirada, y se ha dicho que la mirada, que los ojos son las ventanas del alma.
Dónde encontramos ese rostro afable y que nos trae esperanza en medio de la dificultad… sí, en su Palabra. Es ahí donde conocemos qué hace sonreír a Dios, que lo hace enojar, que lo hace tener una mirada de amor o una mirada tierna. Y será esa dinámica de lectura y de conocimiento de Dios que nos hará entender qué quiere decirnos y hacia dónde quiere que vayamos.
14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. 15 Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré.
16 Lo saciaré de larga vida,Y le mostraré mi salvación.
Salmo 91:14-16
Nada es más poderoso que la intimidad en la oración. Cuando por la fe entramos a un lugar en lo secreto y ponemos nuestra fe en Dios que nos escucha, ponemos nuestra fe en que Dios puede respondernos, ponemos nuestra confianza en que Dios puede guiarnos.
Es en esa dinámica de intimidad, de dependencia y de fe donde Dios nos habla, nos dirige y nos muestra, muchas veces tan claro como una voz audible, hacia dónde debemos ir hacia donde no debemos ir. Qué debemos hacer y qué no debemos hacer. Aún nos dice qué debemos decir y qué no debemos decir. Nos llama a la espera, nos llama al silencio, nos llama a actuar, nos llama a romper el silencio.
En la quietud de la oración, Dios nos hará oír su voz.
¡Aquí estamos, icon más fe y menos miedo!
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