¿y ahora qué…?

En el inicio del libro de los Hechos, el Señor Jesús da la promesa que ya había venido dando muchas veces a su recién formada iglesia: …Esperen la promesa del Padre, la cual ustedes oyeron de mí… pero dentro de algunos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo. (Hechos 1:4-5)

Como cristianos, es una de las mayores promesas que Jesucristo nos dio, el bautismo en el Espíritu Santo.
Los apóstoles y discípulos de Jesús estuvieron con él por casi 40 días posterior a la resurrección, tenían tantas dudas, preguntas e incertidumbre. De allí surge el ¿y ahora que…? Ellos esperaban tantas cosas y lo que reciben a cambio fue que su amado líder les dejaría para volver al cielo. Pero, a través de sus enseñanzas les había hecho confiar y esperar, ya que lo prometido se cumpliría.

Este nuevo año puede que tengas muchas expectativas y te has preguntado ¿y ahora qué?, ¿Cómo se cumplirán las promesas que Dios me ha hecho? ¿Cómo cumpliré las promesas que me he hecho a mi mismo?, la respuesta esta en confiar, pero no una confianza superficial, si no, de una manera profunda en nuestro Señor Jesucristo.

La confianza en Jesucristo nos hace esperar

La promesa había sido dada, ahora tenían que esperar, ellos permanecieron debido a que confiaban en Jesucristo. Nosotros tenemos la oportunidad de esperar en este nuevo año todas aquellas promesas que Dios nos ha hecho.

Debemos hacerlo con confianza, no con duda o temor, ya que el temor nos hace perder la confianza.

La biblia también nos recuerda que, a pesar del temor, nuestra confianza esta puesta en Dios: Pero cuando tenga miedo, en ti pondré mi confianza. Alabo a Dios por lo que ha prometido. En Dios confío (Salmos 56:3-4). Podemos tener miedo, pero mayor es el que esta con nosotros.

• A que podemos temer:
• A fracasar
• A no alcanzar las metas y objetivos
• A ser rechazados
• A morir

Y así podríamos tener una extensa lista. Cuando esperamos poniendo nuestra confianza en Jesucristo, todoel temor es echado fuera.

La confianza en Jesucristo nos hace permanecer Para los discipulos, la confianza en ver el cumplimiento de la promesa los hizo estar en el lugar y momento adecuados. Cuando llegó el día de Pentecostés, todos ellos estaban juntos y en el mismo lugar.  De repente, un estruendo como de un fuerte viento vino del cielo, y sopló y llenó toda la casa donde se encontraban… (Hechos 2:1-4)

Si algo ha caracterizado a las últimas generaciones, es la falta de compromiso. Queremos todo de manera casi inmediata; los afanes de esta vida han tratado de quitarnos la capacidad de esperar, y eso no nos permite permancer:

• No permanecemos en una “carrera estudiantil”
• No permanecemos en una meta

◦ Gimnasio
◦ La lectura de un libro – la biblia
◦ Un programa de oración y devoción
◦ Un discipulado

• No permanecemos en una relación
• No permanecemos en una congregación

Necesitamos retomar esa confianza en Dios y permitirle que nos guíe para permancer en sus promesas y así alcanzar su propósito en nosotros La confianza en Jesucristo nos hace crecer

La confianza nos da constancia y la constancia, desarrolla en nosotros el propósito que Dios desea que tengamos.

Pero benditos son los que confían en el Señor y han hecho que el Señor sea su esperanza y confianza. Jeremías (17:7-8 NTV)

Solo la confianza en las promesas de Dios y permanecer en ellas les daría el crecimiento constante e integral.
Debemos esperar siempre en las promesas del Señor a través de su palabra, sabiendo que Él desea lo mejor para nosotros; Confiar significa no crear expectativas a nuestro favor, si no esperar en las promesas que Él ya nos ha dado.