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La alfarería ha existido desde siempre, y se define como “En conjunto, las definiciones con más peso oficial, luego de coincidir en que ambos términos se refieren al arte de elaborar objetos de barro, relacionan la “alfarería” con los espacios de fabricación y venta.”
La casa de Dios es un lugar de comunión.
…a todos los que obedezcan mi pacto, 7yo los traeré a mi santo monte y haré que sean felices en mi casa de oración. Aceptaré en mi altar sus ofrendas que deben quemarse completamente y sus sacrificios, porque mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones.
Isaías 56:6-7
Dios pudo ir a donde su gente estuvo, pero quiso traerlos para reunirse con ellos en su casa.
Él puede reunirse con nosotros en nuestra casa, en nuestro carro, en cualquier lugar, pero desea que nos reunamos y juntos estemos con él. Él anhela que seamos felices en su compañía. La oración es el vínculo más íntimo entre Dios y nosotros.
Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; 13y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada… 14Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó
Mateo 2:12-14
Muy pocas veces Jesús se enojó, quizá la más emblemática de todas fue esta. Le molestó mucho que su casa no fuera un lugar de reunión, sino un lugar de injusticias y de mesas de negocios.
Claro que había razón, el diseño original de su casa es para encontrarse con su pueblo, para tener intimidad con su gente.
Oí una fuerte voz que salía del trono y decía: «¡Miren, el hogar de Dios ahora está entre su pueblo! Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo. Dios mismo estará con ellos.
Apocalipsis 21:3
Hay una dinámica especial cuando nos reunimos, él se manifiesta en la unidad de su iglesia, en la congregación de sus santos. Él habita en las alabanzas de su pueblo.
Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Mateo 18:20
La iglesia no es un edificio, la iglesia somos nosotros, pero notemos, él se hace presente donde dos o tres se reúnen en su nombre. Ese es el milagro de congregarse, de venir y estar en la casa, juntos, unánimes. Celebrando que somos su pueblo y en su casa podemos tener comunión con él.
Consejos Prácticos:
1. Venga a la casa de Dios para escuchar su Palabra
No podemos hacer de menos nuestro tiempo personal con Dios, es más ese tiempo es esencial para cada cristiano. pero también debemos reconocer la importancia de recibir la palabra en la Casa de Dios. Dios nos hablará particularmente, en la medida que somos fieles en congregarnos con sed y hambre de recibir su palabra.
¡Qué precioso es tu amor inagotable, oh Dios! Todos los seres humanos encuentran refugio a la sombra de tus alas. 8Los alimentas con la abundancia de tu propia casa y les permites beber
Salmos 36:7-9
del río de tus delicias. 9Pues tú eres la fuente de vida, la luz con la que vemos.
2. Venga a la casa de Dios para fortalecerse
Afirmaciones como: “¿De quién voy a tener miedo?”, “Tú me proteges”, “me mantengo con calma”, “me esconderás en tu templo, que es el lugar más seguro” solo nos muestran el corazón de David, él confiaba el estar en la Casa de Dios, porque Dios estaba en su casa, listo para tener relación con él y para fortalecerlo en su proceso de persecución, en su pena, en sus temores, en sus angustias y en su escasez.
Dios mío, tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién voy a tener miedo? Tú eres quien protege mi vida; ¡nadie me infunde temor! 2Cuando mis malvados enemigos me atacan y amenazan con destruirme, son ellos los que tropiezan, son ellos los que caen. 3Me puede atacar un ejército, pero yo no siento miedo; me pueden hacer la guerra, pero yo mantengo la calma. 4Dios mío, sólo una cosa te pido, sólo una cosa deseo: déjame vivir en tu templo todos los días de mi vida, para contemplar tu hermosura y buscarte en oración. 5Cuando vengan tiempos difíciles, tú me darás protección: me esconderás en tu templo, que es el lugar más seguro.
Salmos 27:1-5
3. Venga a la casa de Dios para estar con él
Está bien servir al Señor, está bien hacer cosas para Dios, pero cuando él está en la casa, lo más importante y por lo que vale la pena preocuparse es estar con Jesús. Cuando venga a la casa de Dios, no se distraiga con los detalles alrededor suyo, mejor haga lo único que vale la pena… siéntese a los pies de Cristo y tómese tiempo con Él. Todo lo demás se podrá hacer después, pero si Jesús está en la casa, él es el Rey, él es el Señor, él es el importante… Él es el centro de todo… pase tiempo con Él.
Su hermana María se sentó a los pies del Señor a escuchar sus enseñanzas, 40pero Marta estaba distraída con los preparativos para la gran cena. Entonces se acercó a Jesús y le dijo: —Maestro, ¿no te parece injusto que mi hermana esté aquí sentada mientras yo hago todo el trabajo? Dile que venga a ayudarme. 41El Señor le dijo: —Mi apreciada Marta, ¡estás preocupada y tan inquieta con todos los detalles! 42Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará
Lucas 10:39-42
¡Aquí estamos, ¡con más fe y menos miedo!
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