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Por: Pastor Romeo Taracena.
El 31 de diciembre del 2019 apareció algo pequeño, algo que la vista humana no podía reconocer, solamente podría ser visto por un microscopio, no importó la posición, ni la riqueza, no importó la fama, este pequeño virus vino a recordarnos que tan pequeños y frágiles somos.
El 11 de enero del 2020 China anuncia la primera muerte de un hombre de 61 años por este virus, y el mundo empezó a consternarse. El 21 de enero del 2020 Estados Unidos anunciaba oficialmente el primer caso de este extraño virus. El 11 de febrero de 2020 la ONU le da nombre a este virus “COVID-19”.
Para el 13 de marzo, Europa se hace llamar el epicentro de la ya llamada “pandemia Covid-19”. No se si recuerda el 16 de marzo en que Guatemala se cerró entrando a un tiempo en que no sabíamos que iba a pasar con la humanidad.
Un pequeño virus microscópico, aterró al mundo entero, millones de personas contagiadas y miles de personas han muerto.
Seguramente usted ha sido parte afectada de esta pandemia, hemos perdido familiares, cosas materiales, amistades, y seguimos dentro de una guerra contra este virus que no podemos ver, pero tenemos a un Dios que nos cuida y protege y por su gracia seguimos de pie.
Asa fue un rey de Judá que se enfrentó a un ejército de más de un millón de personas y en nuestra serie “Fe en tiempos de guerra” quiero animarle a que nos acerquemos a la oración que Asa levanta al Señor en medio de un conflicto imposible de ganar.
2 Crónicas 14:11-12 NTV dice
Asa clamó al Señor su Dios: ¡Oh Señor, nadie sino tú puedes ayudar al débil contra el poderoso! Ayúdanos, oh Señor nuestro Dios, porque solo en ti confiamos. Es en tu nombre que hemos salido contra esta inmensa multitud. ¡Oh Señor, tú eres nuestro Dios; no dejes que simples hombres prevalezcan contra ti! Entonces el Señor derrotó a los etíopes en presencia de Asa y del ejército de Judá, y el enemigo huyó.
Esta oración marcó la diferencia de la victoria entre Asa y el reino de Judá. Así muchos pueden estar hoy, generalmente teniendo batallas en las que muchas veces vemos que son imposibles de ganar.
El titulo de este segundo sermón es “Despojos de Guerra”, en la antigüedad durante las guerras, el que había obtenido la victoria tomaba lo mejor del pueblo perdedor, tanto material como personas.
2 Crónicas 14:11 NTV
Asa clamó… ¡Oh Señor, nadie sino tú puedes ayudar al débil contra el poderoso! Ayúdanos, oh Señor nuestro Dios, porque solo en ti confiamos.
Amada iglesia, la clave de la victoria de Asa sobre este ejército se encuentra encerrada en esta oración “Señor ayúdanos porque somos débiles”. Asa reconocía que no tenían la capacidad, que eran vulnerables y necesitaban a Dios.
¿Cómo esta usted hoy? en medio de sus batallas puedo decirle que una de las mejores cosas que puede hacer es enfrentarlas y declararse débil delante de Dios, declárese frágil delante de Dios, ser dependiente totalmente de Él.
Reconozca que solamente Dios y nadie más puede ayudarle, puede auxiliarle, respaldarle y darle la victoria que hoy necesita.
Salmos 103; 14-16-18 dice
Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo. “El hombre, como la hierba son sus días” Florece como la flor de campo que, cuando pasa el viento perece y su lugar no lo vuelve a conocer. Pero la misericordia del Señor es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen; y su justicia sobre los hijos de sus hijos, sobre los que guardan su pacto y se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.
Somos débiles, pero la misericordia de Dios nos sostiene, nos levanta, nos mantiene de pie y Él ha prometido que si confiamos en Él, su misericordia y justicia permanecerá con nosotros.
Demos estos pasos para agradar a Dios y seamos fortalecidos en medio de las batallas.
¿Usted quiere tener éxito en la batalla que hoy atraviesa? Puedo decirle que nada dejará de cumplirse en su vida pues en la Palabra de Dios encontramos seguridad y promesas eternas, solo debemos manifestarnos débiles delante de Dios para que Él se manifieste.
2 Corintios 12:9-10
Cada vez él me dijo: “Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad” Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mi. Es por esto que me deleito en mis debilidades, y en los insultos, en privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo. Pues, cuando soy débil, entonces soy fuerte.
¡En Cristo somos más que vencedores! Es el poder de Dios en nosotros cuando la victoria viene.
Reconozca ante Dios que usted solo no puede, reconozca su impotencia delante de Él, y puede estar tranquilo que Dios se manifestará a su favor, pues Él obrará de maneras impresionantes ante sus batallas.
2 Samuel 11:1 NTV dice
En la primavera, cuando los reyes suelen salir a la guerra, David envió a Joab y al ejército israelita para pelear contra los amonitas. Destruyeron al ejército amonita y sitiaron la ciudad de Raba. Sin embargo, David se quedó en Jerusalén. Una tarde, después del descanso de medio día, David se levantó de la cama y subió a caminar por la azotea del palacio, mientras miraba hacia la ciudad, vio a una mujer de belleza singular que estaba bañándose.
Seguro usted ya conoce esta historia, David no fue a la batalla, se levantó a medio día; no enfrentó su debilidad delante de Dios, sino fracaso. Hay una verdad que usted y yo debemos entender, que no es en nuestra fuerza, sino en el poder de Dios. Muchas veces es más peligroso no ir a la guerra, que ir ala guerra.
Si usted esta en una batalla, no solamente pida a Dios que obre en lo imposible y esperar… sino debe actuar, debe hacer su parte en la batalla ¡Levántese! ¡No hay tiempo para temores!
¡Tenemos a un Dios que nos protege siempre! Entonces seamos como Asa, clamemos a Dios en medio de nuestra batalla, pero luchemos junto a Él.
Si usted atravesó pérdidas en la pandemia y atravesó despojos de guerra, puedo asegurarle que aún en la pandemia Dios le ha bendecido y fortalecido, dándole un descanso en medio del temor y angustia.
Declare en medio de su despojo de guerra ¡Dios es mi proveedor, mi protector, mi ayudador, Él nunca me dejará!
Job 42:5 dice
De oídos había oído de ti pero ahora mis ojos te ven.
No dude que Dios siempre está atento a su clamor y cuidará de sus hijos siempre. Viva clamando por esos milagros, y así usted no solo será oidor del gran poder de Dios, sino que testificará las maravillas que Dios hará en su vida,
Salmos 91 dice
El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente …
Que el Señor le ayude a entender cuál es su debilidad, y así Él pueda manifestarse en gran manera dándole la victoria en sus batallas. ¡En Dios tendremos la victoria!
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