Por: Pastor Romeo Taracena
Para mí su biografía es una de las más cortas de la Biblia, en realidad yo he llegado a pensar que Pablo, quien escribió esta carta, quizá nunca imaginó que esta carta personal de un amigo escribiéndole a otro amigo pudiera venir a ser parte del canon que hoy conocemos de la Palabra.
El legendario de quien vamos a hablar hoy fue un cristiano maduro y responsable, un cristiano de talla de los primeros años de la iglesia, muy generoso, con mucho dinero y muchos bienes. Su casa se constituía en una iglesia para que se reuniera el gran amigo, el apóstol Pablo. Entre sus pertenencias, porque así era la cultura en aquel entonces, tenía un esclavo de nombre Onésimo, que al parecer le robó, le hizo daño, avergonzó a la familia y huyó. Pablo le presentó a Jesucristo y también lo discípulo, ya usted sabe de quién vamos a hablar hoy, para mí es un honor empezar a hablar de Filemón el “legendario del perdón”.
Quien era Filemón, hay una carta escrita por Pablo para Filemón y consta de un capítulo, no hay mucho que se dice de él, pero lo poco que se dice de él es una maravilla, es una bendición, dice Filemón 1:5
Porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el señor Jesús.
Filemón amaba a Dios Filemón, confiaba en Dios. Filemón era un ejemplo a los creyentes, cuando empezamos esta serie escuchamos de María de Betania que tuvo un testimonio con Dios y con la gente, hablamos de Noé, que tenía un testimonio con Dios y con la gente, ahora estamos hablando de un Filemón que la gente hablaba bien de él y también fue retado a perdonar al estilo bíblico, y esta es la parte que a mí me emociona y que se oponía en mi corazón para compartir con usted.
Filemón nos enseña cosas importantes acerca del perdón, nos enseña a través de su carta y a través de su actitud y a través de cómo Pablo habla de él, como él iba a responder, nos enseña que a pesar de la situación social de Onésimo, su esclavo que le robó, a pesar de que él no tenía ningún derecho, ninguna prerrogativa, él podía ser incluso matado por su propio amo, a pesar de la situación que Onésimo tenía socialmente y políticamente, figúrese usted que con la huida que había tenido aún tenía que pagar los daños y perjuicios por su huida y por su falta para hacer las labores que el patrón tenía para él.
Filemón nos enseña que el que en realidad no conoce a Dios no sabe lo que hace y no sabe lo que dice, y Filemón estaba listo para perdonar, porque cuando Onésimo salió no era creyente, pero sucedió que en Roma conoció a Pablo y conoció el Evangelio. y ahora es regresado por Pablo para que vaya donde su amo y le pida perdón, por el daño que hizo y aquí se encuentra este hombre Filemón, este legendario del perdón, con un carácter intachable ante la comunidad, y ante Dios, pero siendo retado para perdonar a alguien que no valía nada en su entorno.
Filemón sabía que donde hay madurez también hay capacidad y correcta actitud para perdonar, si usted no puede perdonar quizá le falta un poco de madurez como creyente, como cristiano, si yo no puedo perdonar quizá me hace falta un poco de madurez quizá necesito rogarle a Dios que me dé su entendimiento y su visión para que yo pueda como Filemón, perdonar.
Yo quiero compartirles a ustedes cinco principios que Filemón puso en práctica para perdonar a ese esclavo que le daño y que regresó con una nota suplicando a través de Pablo que fuera perdonado.
Numero uno: El perdón es un regalo es una gracia inmerecida de Dios, primero para nosotros y nosotros luego lo extendemos a aquel que nos ofende, por eso el perdón es un regalo, no lo presente como algo complicado, no lo presente como algo que alguien se tiene que ganar, Efesios 4:32 dice:
“Por el contrario sean amables unos con otros sean de buen corazón y perdonen se unos a otros tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo”.
Número dos: El perdón es intencional, el perdón es una iniciativa de Dios, Jesucristo, dice la escritura en Lucas 19:10:
“Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”
Es decir, Jesucristo en Dios intencionalmente vino a ofrecernos su perdón y su redención a través de su sacrificio. El perdón es intencional, es decir yo lo tengo que buscar tengo que tener el corazón de extenderlo.
Yo me puedo imaginar a Filemón en esta actitud, ojalá mi siervo, mi esclavo Onésimo apareciera y yo puedo pensar que él estuvo listo, esperándolo, porque había una intencionalidad en perdonar. Por no ser intencionales en el perdón hemos perdido buenas relaciones, hemos perdido incluso empleos por no tener la intencionalidad de perdonar, deberíamos tener un corazón abierto para perdonar.
Número tres: El perdón es un absoluto, es decir, el perdón usted no lo da a cucharadas, yo te voy a perdonar esto, pero aquello no te voy a perdonar, estas tres cosas si, pero aquellas cuatro no, es que aquello que me hiciste allá pues me dolió mucho te lo perdono, pero esto que me hiciste ahorita eso si no te lo perdono.
El perdón de Dios es total, allá en Juan 19: 30 Jesucristo clavado en una cruz con el dolor de su sacrificio, Él expresó unas palabras maravillosas al final de este versículo y dijo:
Consumado es.
La deuda está cancelada, ya a nadie le deben, yo he pagado todo. Dios nos dio un perdón absoluto Dios nos dio un perdón total. Así como Cristo nos perdonó, nosotros debemos perdonar a la gente que nos ha ofendido, dice 2 corintios 5: 19:
“Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación”.
A mí me toca este punto cuando Onésimo regresa con la carta de Filemón, porque cada vez que alguien falla, cada vez que alguien hace algo malo, su corazón está confundido, avergonzado, está en una situación emocional complicada, pero Filemón nos muestra cómo debemos perdonar cada vez que hay una situación en la que alguien ofende.
Número cuatro: El perdón no olvida, recuerda pero no acusa, Hebreos 8:12 y también Hebreos 10 :12 dice:
“Yo les perdonaré todas sus maldades y nunca más me acordaré de sus pecados”
Dice el Salmos 103:12
“Aparto de nosotros los pecados que cometimos del mismo modo que apartó los extremos de la tierra”
Oiga ahí no dice los eliminó, no dice los apartó, ahí están nuestros pecados, nuestras transgresiones ahí están en la mente y en el corazón de Dios, ahí están pero Miqueas 7: 19 dice:
“Sepultará nuestras iniquidades y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados”
Nótelo, están allá, no los podemos ver, a veces ni los recordamos, allá están en el fondo del mar, por supuesto que Dios sabe dónde están, sabe que hicimos, ¿sabe cuál es el secreto? que Dios si sabe y si conoce nuestros pecados y nuestras transgresiones, pero no nos ve a través de ellas. no tiene un prejuicio en cuanto a nuestros pecados, sino que aun sabiendo cómo somos y que hemos hecho nos extiende su amor, nos extiende su Gracia y nos dan nuevas oportunidades.
Así Filemón en su momento recibió a Onésimo y lo recibió tal como venía y por supuesto que Filemón iba a recordarse del robo, de la vergüenza que le dejó a su familia, pero lo iba a ver con ojos de hermano, con ojos de un cristiano que perdona, con ojos de un cristiano que está listo para dar nuevas oportunidades.
Número cinco: El perdón es un estilo de vida, el perdón no es un evento aislado, el perdón no es algo que voy a hacer, el perdón de Filemón nos enseña que es un estilo de vida diario, es algo que usted y yo debemos ejercitar día a día, Mateo 18:22 dice:
“Jesús le dijo: no te digo hasta siete, sino aún hasta setenta veces siete”.
No basta con perdonar al hermano solo siete veces, hay que perdonarlo una y otra vez, es decir, hay que perdonar siempre. Dios nos está mandando a una calidad de perdón con un carácter de altura, usted que no conoce al Señor, usted que está caminando sin Dios, sabe que ese perdón de Dios para su vida está totalmente listo, totalmente abierto, cuando usted le abra su corazón a Dios y Dios le perdone a usted, hasta usted mismo podrá perdonar y podrá liberarse de esa carga.
¡Dios le Bendiga!
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